La pena que hecho raíces.

Enero 23 de 2001

El dia de mi cumpleaños, pero esta vez sin celebración, estábamos todos reunidos, es verdad, pero el motivo era otro el lugar, un cementerio, enterrábamos ese cuerpo, que ya no era mi hermana, y que nadie pudo ver, porque no estaba en condiciones de ser visto simplemente.

Solo una fotografía acompañaba ese cajón, que me parecía tan frío para ella, de pronto hubo silencio, y desde el fondo, entre la multitud, una suave voz sollozante, cantaba la canción que tanto te gustaba escuchar, tu hijo te cantaba, el entendió que su mama era quien estaba allí.

Todos lo escuchamos, llorando, ahogándonos en la pena gigante, e imaginando la pena de el. Que desde ahora estaba tan solo y frágil en este mundo que solo comenzaba a descubrir, y que ya lo golpeaba tan cruelmente.

Y mi madre, mi madre que en solo tres meses había envejecido tanto.

Lloraba sin consuelo, con una angustia que solo las madres pueden sentir. Que no se puede plasmar en palabras, pero que la guardo en mi mente por el resto de la vida.

Eras preciosa hermanita, muy alegre, siempre sonriendo, con esos hermosos ojos de gatito con pena como te decía papa. Ya no estas aquí, tu cuerpo se fue, pero se que nos cuidas desde el cielo, porque estoy segura que estas en el cielo.

Hoy estuve en casa, con mama, y te recordé, porque la pena hecho raíces en ella, me lo dice su rostro arrugado y su cabello blanco, la casa esta llena de tus fotos, pero ya no huele como antes, ya no se ve como antes, por que tu ya no estas ahí…