Sigo recordandote

>> viernes, 6 de noviembre de 2009


Enero 9 de 2001…

Una llamada, muy corta. Nos dijeron que todo lo que te ocurriera era por lo mala persona que eras, lo cruel que eras con la gente que de verdad te quería”. La llamada estaba siendo intervenida, por lo mismo fue muy breve, pero suficiente para rastrearla, la dirección, nadie
podía creerla, un amigo tuyo, uno de los mejores que tenias, la policía nos anuncio un allanamiento a la casa del hombre, y así se hizo.

La suerte se frotaba las manos, la incertidumbre nos envolvía con su manto oscuro, La esperanza era como una vela al viento, que a ratos parecía apagada y en otros momentos con una llama muy viva, ahora solo debíamos esperar.

Esa noche la policía llego a el casa de “el”, no estaba, no había rastros de nadie ahí, pero en la cama unos cuantos cabellos de mujer, cabello rubio y largo, que después de análisis, descubrimos que te pertenecían.

Enero 16 de 2001
3 meses de espera y el único sospechoso, desaparecido…

Enero 19 de 2001

Una llamada nos anuncia que “el” estaba en su casa. La policía actuó muy rápido, llegaron allá y nadie, otra vez nadie. Uno de los policías, solo uno de ellos, regreso a la casa, los otros daban por
hecho que en el lugar no existía nadie como tantas veces, pero el, el había prometido a mi madre llevar noticias ese día, y regreso al lugar, registro todo nuevamente, en eso miro debajo de una cama y ahí estaba, sujeto de las maderas de aquel mueble, escondido como una sucia rata. Ese día se lo llevaron para interrogar. Y nosotros en casa esperando noticias. Recuerdo que esa noche me dormí en el sofá, me venció el sueño ahí. 3 de la madrugada, suena el teléfono, mi hermana
contesta, la llamada era para mama, el policía encargado de la investigaron.

Nunca voy a olvidar el grito ensordecedor de mama, mi chiquita decía, porque, mi chiquita, porque! Mientras papa abrazaba muy fuerte ese cuerpo que se desvanecía.

Es lo último que recuerdo de esa noche, estuve despierta, es cierto, pero con la mente en blanco supongo. Regresan mis recuerdos cuando vi a mama salir del baño, con los ojos hinchados, vestida completamente de negro, tomando su cartera, del brazo de papa y ya sin llorar,
supongo que ya no le quedaban lagrimas.

Voy a ver si es mi hija la que esta ahí, cuiden a los niños hasta que regrese, dijo, y salio.

Claramente no pudo verla, y eso es un peso que lleva hasta hoy.

Mi hermana murió asesinada por un psicópata, obsesionado, al que ella siempre quiso como a un amigo, pero nunca como un hombre, una especie de hermano, al que jamás vio con otros ojos, su psicóloga nos comento que hacia años el le hablaba de mi hermana, y ella había diagnosticado
un cuadro psicótico en su personalidad, nosotros y ella no lo advertimos jamás, y paso todo esto.
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Si les narro la historia de mi hermana es para que nunca más una mujer sufra lo que ella y nosotros sufrimos .


Miram

5 comentarios:

H. Chinaski 6 de noviembre de 2009, 21:40  

Miriam, lo que has relatado es totalmente demoledor. Dan ganas de muchas cosas. Rabia, ojo por ojo.
Pero no, eso al final no resuelve nada. No le devolvería la vida a tu hermana y la amargura sería mayor.
Han pasado 8 años, se te nota manteniendo el tipo al escribir los acontecimientos.
Te queda su recuerdo.
Mantenlo vivo.

Un fuerte abrazo Miriam
Carlos

J.S. 7 de noviembre de 2009, 17:50  

Miriam, hay que tener mucho coraje y garra para afrontar una situación tan horrenda como la que nos cuentas.
Los años pasan y una buena manera de paliar el dolor es compartirlo. Nunca es bueno guardar el rencor y la ira en nuestro corazón

Un abrazo muy largo Miriam.

Javier Souto para lo que necesites, Alecrin sólo es un personajito que escribe en un blog.

© Capri 7 de noviembre de 2009, 19:31  

Un abrazo y mi silencio lleno de calor

besos

ARKADAS 8 de noviembre de 2009, 15:57  

Y después nos quejamos de problemas vanales.

Un abrazo

Salu2

. 10 de noviembre de 2009, 0:21  

Comprendo tu dolor, lo comprendo y lo lamento... Me uno a ti en su recuerdo y en el grito ahogado que desde aquí nos lanzas.

Eres valiente, Miriam, valiente y generosa y te admiro por ello.

Muchos besos y gracias por la madurez que demuestra tu escrito y el deseo de compartirlo.

Un beso grande y mis disculpas si alguna vez alguno de mis comentarios han podido llegar a molestarte.

En mi tienes, y para siempre un amigo, Miriam. Cuídate.



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